lunes, 5 de octubre de 2015

Bella Unión; Congelar el desalojo al calor de la lucha


En estas horas trabajadores/as de la ex GREENFROZEN y Frutos del Norte resistieron el desalojo de la planta

Desde muy temprano en la mañana de hoy 5 trabajadores y trabajadoras estuvieron encadenados como medida de lucha hasta que se logro suspender el desalojo sobre mitad de la tarde.
Desde el 20 de setiembre se tenía la orden desalojo, y este miércoles recibieron una nueva intimación.  Jessica, ex trabajadora de la planta, estuvo en Montevideo ayer para explicar la situación por la que están pasando. Su relato fue escuchado por varios estudiantes que asistieron a la actividad organizada en apoyo a la ocupación, por el colectivo Minervas y la Comisión de Estudiantes en Lucha por la Tierra y el Agua (CELTA- FEUU) realizada junto al Centro de estudiantes de Magisterio (CEM) en la semana de la maestra y el maestro.

Desde febrero de este año la ocupación ha sido la medida de lucha, el lugar donde encontrarse, hacer grupos de trabajo, intercambiar sobre cómo seguir, qué hacer. Los y las trabajadoras, que son quienes hacen andar la cadena productiva, han ido uniendo, cada cual desde su fragmentado lugar, toda la información posible sobre el proceso completo de la producción, para avanzar en el proyecto de autogestión de la fabrica.

Aunque cada día es más difícil sostener la ocupación mientras se hacen changas para seguir viviendo, quienes han recorrido la fábrica y sus instalaciones, señalan lo limpio y cuidado que se mantiene todo. Es que las trabajadoras se encargan de mantener limpio y cuidado el espacio, porque en que esa fábrica vuelva a funcionar se les va la vida.

Frente a la intimación recibida en estos días, además encadenarse como forma de resistir el desalojo, estaba previsto iniciar una huelga de hambre. El  desalojo era inminente, estaba indicado para hoy a las 15 horas por el poder judicial a pedido del dueño, un empresario que hace ya casi un año que ha dado por cerrado el proceso productivo, que no pasa por las incertidumbres ni apuros de estas familias, pero que según las leyes sigue siendo propietario.

Reafirmando su intención de hacer de autogestionar el emprendimiento los y las trabajadoras han declarado en sus comunicados "Si la infraestructura que usó para trabajar todo estos años está hipotecado desde antes que él se hiciera cargo, si las maquinas tienen una prenda del BROU, si el predio y sus mejoras pertenecen a una hipoteca de la OPP, si la empresa tiene un embargo millonario a favor del MGAP, y a su vez todo lo que esté a nombre de GREENFROZEN y Frutos del Norte está embargado por los trabajadores. Entonces ¿QUÉ DERECHOS TIENE SOBRE LA FABRICA? En definitiva, no es dueño de nada, no tiene nada, debe millones de pesos y no se hace cargo".

Paradojas de este mundo, en el que alguien que no conoce la miseria ni el arte de la supervivencia es dueño de alimentos que no necesita y que los incluye en la lista de efectos no deseados de una quiebra. Mientras se resiste al desalojo sigue habiendo dos cámaras de frío en las que aún se conservan las 380.000 toneladas de alimentos que no pueden ser comercializadas ni donadas.  El responsable directo de que ese alimento se utilice o se pierda es el gobierno, en tanto es el único que legalmente puede ocuparse de su distribución. Por eso también los y las trabajadoras han señalado en otros comunicados la responsabilidad del gobierno “(...) que ya pasó raya y el resultado fue sacar de sus planes a GREENFROZEN y a esta actividad productiva. Ahora nos dicen que esto no es viable en el norte, y nos hablan de costos, distancia y mercado. Puras palabras frías y vacías, vacías de todo eso que buscamos cuando hablamos de recuperar la fábrica. Detrás de estas palabras hay familias, hombres mujeres y niños que día a día ven su vida recortada, incompletas. Hombres y mujeres que ven la tierra vacía, la fabrica callada, ven sus manos limpias, quietas”

Para estas 150 familias que han quedado sin su fuente de ingreso, muchas de ellas jefas de hogar, madres solteras, o para aquellas parejas jóvenes que viven de su ingreso en esta fábrica se juega todo en estos días. Ocupar es una muestra de su dignidad. No hay mucho para decidir, lograr autogestionar la fabrica aparece casi como la única opción de formarse como cooperativa, de sostener una a fuente de trabajo, que en la zona escasea.

Una vez postergado el desalojo, entre abrazos y llantos, las mujeres se desencadenaron mientras cantaban una canción que ha sido creada en la lucha: “Hoy que el trabajo nos lo quitaron, con los poderosos ya no transamos. Resistimos, ocupamos, nos autogestionamos. Si caminamos juntas vamos moviendo montañas”. Haber resistido al desalojo, da aire, oxigena, pero la lucha sigue.

 de ZUR pueblo de voces
 

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