sábado, 27 de julio de 2013

>> Proclama de la Marcha por la Tierra y contra Aratirí del 25 de Julio.


 Cerca de las siete de la tarde partió la marcha por la Tierra, contra Aratirí y todos los megaproyectos desde 18 de Julio y Tristán Narvaja. Al grito de “¡no se vende, la Tierra se defiende!” recorrió varias cuadras de 18 de Julio hasta que se desvió en la Plaza Libertad para dirigirse hasta las puertas de la DINAMA, la cual se encontraba vallada y protegida por las fuerzas represivas. Allí se leyó la siguiente proclama:
  Queremos un vida que se base en la creatividad, no en la opresión, el encierro y la dependencia.
  Queremos elegir qué sembrar en los barrios o pueblos donde vivimos, no queremos soportar los gases ni los desechos que engordan sus bolsillos.
  Queremos un mundo sin alambrados, sin muros, sin imposiciones… les deseamos a quienes reprimen y encarcelan a los luchadores nuestro peor castigo: la revuelta.
  Deseamos más que nunca arrasar con su mundo de contaminación y explotación.
  Día a día se levantan sus proyectos: regasificadoras, puertos de aguas profundas, plantas de celulosa, cultivos de eucaliptos y soja, mineras, zonas francas y fraking.
  También nos levantamos los rebeldes, quienes estamos dispuestos a ofrecerles resistencia.
  En estos momentos, si algo nos asusta es el regreso a la normalidad, a la indiferencia, tenemos miedo a convertirnos en pasivos cadáveres y ver cómo todo se muere con nosotros.
  Nos ofrecen muerte y quienes se esconden detrás de este edificio llamado DINAMA son sus socios, sus cómplices, sus mercenarios intelectuales, a ellos les ofrecemos odio, a ellos les decimos que la Tierra no se vende, la Tierra se defiende!
  Nuestra oposición seguirá en la calle, nuestro descontento se traducirá en acciones.
  ¡No a Aratirí, no a la regasificadora de Puntas de Sayago, si a la vida! ¡Por tierra y libertad!
 Que los medios de desinformación hablen de algunas formas de protestar pero nada digan de la destrucción que generan los proyectos como la megaminería, el puerto de aguas profundas o la regasificadora no es ninguna novedad, todos sirven a los intereses del Estado y del capital.
  Cuando las máquinas avanzan destruyendo la Tierra o desalojando a personas a la prensa no parece importarle, cuando el gobierno desea instalar estos megaproyectos con los que algunos se llenan los bolsillos de dinero nada dicen sobre la contaminación que generarán, muy poco decían cuando vecinos de Rocha se llenaban de dignidad y le cortaban el pase a los máquinas listas para arrasar con la tierra en la que viven y eran detenidos por la policía.
  De las formas de protestar lo que más genera miedo en los sedientos de control, en los defensores de este mundo de dominio y explotación es la capacidad de decidir y actuar de las personas más allá de las estructuras de poder, el que las protestas se salgan de las reglas de su juego, con sus reglas armadas justamente para que nada escape de su control.
  Defender la Tierra es atacar a este mundo de explotación, este mundo de mercantilización de la vida.

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