lunes, 24 de junio de 2013

Cronicas de AIU_ El primer muerto por agua envenenada

Llegamos a la feria que todos los domingos se realiza en neptunia/pinamar (canelones) y justo en la entrada, ahí tirado en el piso nos encontramos con un cuerpo. La gente pasaba, miraba, se asombraba, no entendía... "¿Qué le pasó  a este muchacho?" preguntó una señora, "Tomó agua de OSE, vio que está envenenada, no?" le contestaron.

A poca distancia una figura demoníaca (en el mal sentido) ofrecía en bandeja un vaso del agua que la OSE nos vende como potable... ¿Potable? Seguro que los jerarcas de OSE y la DINAMA no toman agua de la canilla. Seguro que compran agua SALUS o alguna de esas otras importadas y de calidad internacional.
Algunxs vecinxs reparten volantes explicativos sobre las consecuencias que los transgénicos traen, no sólo para el agua, sino para los seres vivos, la tierra, etc. Otrxs vecinos leen las carteleras informativas, otrxs toman folletos y volantes de una mesa informativa. Hay folletos sobre agrotóxicos, forestación, transgénicos, producción orgánica, prevención orgánica contra la sarna, los piojos, las hormigas, etc. Hay volantes que denuncian las plantaciones de soja y los agrotóxicos en la laguna del cisne, pajas blancas y más.
Un pizarrón anuncia que al mediodía se hará una charla-debate e invita a que lxs vecinxs escriban y den su opinión. Charla que fue dada a voz de cuello y que captó la atención de todo vecino que pasaba o que decidió acercarse específicamente para ello.
La soja ya ha sido cosechada, el olor fétido que salía de las canillas ya se ha ido (un poco tapado por el cloro y otro poco porque al haber cosechado la soja, se vuelve innecesario el uso de agrotóxicos), los jerarcas han dicho que tomarán medidas cautelares y pondrán en marcha (algún día) un paquete de medidas que asegurarán la potabilidad del agua.

Sin embargo, los agrotóxicos vertidos, siguen envenenando la tierra, el agua y nuestros cuerpos. Nos siguen vendiendo transgénicos y agrotóxicos en la gran mayoría de productos de consumo habitual, y ni siquiera tenemos forma de saberlo. Nos siguen vendiendo agua envenenada (quizá ahora en menor grado, pero envenenada al fin).
Pero hay quienes resistimos a todo este ecocidio y decimos basta! De mil formas, seguimos manteniendo el tema, en cada comida, en cada lugar de trabajo, en cada reunión, en cada feria.
Ya están empezando las fumigaciónes... pero aún estamos a tiempo para parar esta demencia. Estamos a tiempo de poner nuestras voluntades en marcha para plantar la bandera de la resistencia de la vida.

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