Viernes 5 de julio, cerca de las 19 hs. desde la plaza Libertad y bajo amenaza de lluvia partió la marcha convocada por la Regional Sur de la A.N.P. en el marco de las actividades del 4to mes por la tierra y contra el capital, mes que ha contado con diferentes actividades desde distintas regiones.
La marcha, siendo la última actividad del mes en la región uruguaya, trazó un camino a través de diferentes empresas relacionadas al agronegocio: Solaris, Bayer y Agroterra donde en cada lugar se leyó una breve proclama.
Solaris es una empresa uruguaya que pertenece al grupo Agrihold. Un holding internacional que se dedica al agronegocio y que está conformado, además, por las empresas paraguayas Agrotec y Caelum, la brasileña Alta y que cuenta también con filiales en China.
Comercializa semillas transgénicas de distintas especies: soja, maíz, sorgo, trigo y colza.
Además, comercializa pesticidas para tratar dichas semillas, tanto fungicidas como insecticidas y herbicidas, entre ellos glifosato.
Esta empresa, que se jacta de “ser agente activo como integrador de tecnologías diferenciadas en el desarrollo del agronegocio, remata su tarea destructora de la naturaleza vendiendo también coadyuvantes, para facilitar el trabajo de los pesticidas y productos de nutrición, para poder reutilizar la tierra después de recibir el efecto de todos los agroquímicos utilizados.
Solaris, además de trabajar con productos de las ya famosas Basf, Nidera, Tradecorp y Mosaic, produce marcas propias a través de su laboratorio Latitud Semillas, ubicado en la ciudad de Young, y cuenta con un equipo de más de 10 ingenieros distribuidos en todo el territorio Uruguayo.
Podemos señalar como mayor responsable de esta empresa asesina y contaminante a su director y presidente ejecutivo, el ingeniero agrónomo Gabriel Bertea, quien fuera también Gerente General de Basf en la región bolivia y gerente de marketing de Basf en la región argentina.
Bayer es un consorcio multinacional de origen alemán, que está instalado en la región uruguaya desde hace casi 100 años. Su lema, “si es Bayer es bueno” ha sido tan repetid, que seguramente es para cualquier familia normal, una de esas mentiras que a fuerza de repetirse se han hecho verdad.
¿Qué se esconde detrás de esta empresa dedicada al bienestar de la familia?
Dicen ser “una empresa enfocada en la investigación y el desarrollo de nuevos productos, que ofrece soluciones técnicas a medida y mejora la calidad de vida de la gente”, pero sabemos que, en realidad, detrás de su fachada de amables farmacéuticos se esconde una multinacional que no se detiene ante nada para cumplir sus metas de lucro.
La filial de Bayer en el rubro del agronegocio es Bayer CropScience, a cargo en uruguay del Señor Diego Paniagua González y se dedica a la producción y comercialización tanto de pesticidas como de semillas modificadas, entre las cuales podemos nombrar: maíz, trigo, arroz, cebada, soja, algodón, remolacha, colza, papas, tabaco, tomates, uva y un sinfín más de vegetales.
Siendo, esta empresa, la primera en la lista de patentes registradas, teniendo ya en su poder 206 del total de las 2.000 patentes concedidas en Europa para plantas transgénicas.
Esto las coloca por delante, ni más ni menos, que de Pioneer, Basf, Syngenta y hasta de la propia Monsanto.
Es también el segundo mayor productor de pesticidas del mundo, por detrás de Syngenta, y el séptimo productor de semillas.
Esta empresa, que se ha visto favorecida por la polémica generada por Monsanto, es la desarrolladora y productora del Glufocinato, un herbicida equivalente al Glifosato y no menos peligroso, pero que ha pasado discretamente desapercibido gracias al foco que se ha hecho, con justicia, en la empresa americana.
Bayer, termina de cerrar un ciclo siniestro en la producción de químicos, porque en primera instancia produce semillas modificadas, después produce los agroquímicos necesarios para tratarlas y finalmente produce los remedios para tratar a las personas que se enferman producto del consumo de alimentos y agua envenenados.
La principal empresa local en la distribución de los productos de Bayer CropScience es Agromil Ltda. A cargo del señor Pablo Miguel Martínez García, ubicada en Montevideo en las calles Eduardo Carbajal 283, entre Progreso y Rio Grande y que se encarga de repartir los venenos de esta multinacional por toda la región uruguaya.
Agroterra inicia su actividad como distribuidor de Monsanto en 1997. Comienza con las semillas Dekalb y continúa su trabajo completando el paquete tecnológico con la venta del Roundup, el nombre comercial del Glifosato.
Esta empresa, que desde hace casi 20 años lucra con el envenenamiento de la tierra, se especializa en cultivos de maíz y sorgo, y se ha logrado posicionar como la principal empresa en estos rubros gracias a su complicidad con Monsanto.
Cuenta con un equipo de más de 20 ingenieros agrónomos distribuidos en todo el territorio uruguayo, entre los que destacamos como principales responsables a Carlos García Pintos, gerente de negocios de Roundup y al director y miembro de la Cámara Uruguaya de Semillas, José María Gómez.
Sobran las palabras para hablar de Monsanto, todos sabemos de su poder, de su complicidad con los gobiernos, de su ejército privado, de sus estudios truchos y sus sobornos.
Sabemos de los casos de cáncer, de la contaminación del agua y la tierra, sabemos de todos los productos de la canasta básica que están envenenados por esta empresa.
Hoy lo que más nos importa es señalar y dejar nuestra marca en algunos de sus cómplices, pero sabemos que hay más. Sabemos que más allá de las cuadras que caminamos se siguen escondiendo más y más empresas que lucran con el envenenamiento de nuestros alimentos, con la contaminación de nuestro futuro y con la comercialización de la vida, la nuestra y la de todos los seres vivos.
Compañeros, precisamos organizarnos, sumarnos a las luchas. Poner el cuerpo y definir con nuestras acciones el camino que queremos seguir en nuestras vidas.
Tenemos que decirle basta a estas corporaciones, tenemos que decirle basta a estos Estados, a estos políticos y empresarios que nos manejan como ganado, nos dan de comer veneno y nos condenan al matadero.
Y para eso es necesario salir a la calle, pero no sólo hoy, todos los días, de a dos, de a tres, a dejar nuestra marca, a denunciar a los culpables y atacar a los responsables de todo ésto.
Atrás de cada empresa hay uno o varios nombres. Son personas como nosotros, con casa, teléfonos y vidas que cuidar. Ellos eligieron trabajar para el enemigo, ellos, por dinero, eligen, día a día, envenenarnos.
¿Hasta cuando lo vamos a permitir?
¿Cuánto tiempo más vamos a esperar pasivamente que el mundo se arregle solo?
¡Contra Monsanto y sus cómplices, contra su mundo de lucro y devastación!
¡Autoorganización y lucha!
¡Acción directa y solidaridad!
No hay comentarios:
Publicar un comentario