En el marco de la campaña por el cierre del zoológico, ayer, Jueves 11 de Diciembre, volvimos a marchar hasta las puertas mismas de ese monumento al encierro y la dominación. La marcha partió de la rambla y Luis A. de Herrera y contó con la particularidad de que en esta ocasión el zoológico se encontraba cerrado por reformas, en lo cual se hizo especial hincapié tanto en la pancarta que iba adelante como en varios carteles: “las reformas perpetúan el encierro y el negocio”.
Durante toda la marcha se cantaron diferentes consignas las cuales algunas también hacían referencia a las reformas que la Intendencia de Montevideo llevará adelante para intentar adornar un poco el encierro: “las reformas no nos pararán, al Villa Dolores lo vamos a cerrar” y “no negociamos, no esperamos, al Villa Dolores este año lo cerramos” fueron algunas de ellas.
La jornada contó con un dispositivo policial que mientras se estaba concentrando para salir estuvieron pidiendo datos a manifestantes, siguieron la marcha desde el principio hasta el final y mientras la marcha giraba alrededor del zoológico también siguieron la manifestación desde el lado de adentro, como se puede ver en las fotos.
Proclama:La jornada contó con un dispositivo policial que mientras se estaba concentrando para salir estuvieron pidiendo datos a manifestantes, siguieron la marcha desde el principio hasta el final y mientras la marcha giraba alrededor del zoológico también siguieron la manifestación desde el lado de adentro, como se puede ver en las fotos.
Hace una semana que el zoológico Villa Dolores ha cerrado sus puertas al público, pero sólo momentáneamente, según ellos mientras transforman el zoológico del siglo pasado en un zoológico moderno, ¿qué significa eso?, que van a restaurar algunas jaulas y a reacondicionar el espacio para disimular un poco el encierro.
Las reformas son parte de la iniciativa de varios países a nivel mundial para una reestructuración de los zoológicos, esto se traduce como el traslado de algunos animales pero seguir manteniendo los autóctonos e inclusive la llegada de otras especies, además de modificar la estructura de las jaulas y un repoblamiento forestal.
Ante el anuncio de las reformas y el momentáneo cierre del zoológico aparecieron sus defensores. No hay dos lados, ambas partes responden a los mismos intereses, ambas partes tienen las mismas intenciones. Tanto el sindicato Adeom como la Intendencia de Montevideo quieren mantener en pie el negocio de la vida. Sus discusiones pasan por cifras, por presupuestos, por tiempos; no hablan de la vida porque para ellos no la hay, para ellos hay un recurso mediante el cual obtienen algún beneficio, para unos puede ser un cargo con el cual se llenan los bolsillos de dinero, para otros algún puesto con el que se acomodan un poco y para otros el estatus de una ciudad con zoológico. No hay diferencias entre ellos, los que entienden la vida como mercancía y espectáculo se encuentran parados del mismo lado.
Pero hay otro lado y es en el que estamos parados nosotros, los que no nos entendemos a nosotros mismos como el centro y medida de todo en el mundo, ni tampoco a todo lo demás como un simple recurso, los que no nos separamos de la naturaleza y nos entendemos como parte de ella y a ella como parte de nosotros, los que estamos dispuestos a defenderla/defendernos como sea.
La vida no se negocia, la libertad tampoco. No hay punto en que el encierro se vuelva aceptable ni existen condiciones en las que la esclavitud se vuelva tolerable. Los responsables del zoológico Villa Dolores intentan desviar el problema de la forma que sea, como si vayan a solucionar algo agregando algunos árboles y agrandando un poco las jaulas, en todo caso solucionan su negocio. Los responsables del zoológico Villa Dolores tienen nombres y apellidos, ellos son: Eduardo Tavares, director del zoológico; María del Carmen Leizagoyen, directora técnica del zoológico de Montevideo; Andrés Montero, director administrativo del zoológico de Montevideo; Eduardo Rabelino, director de la División de Artes y Ciencias de la Intendencia; Héctor Guido, director general del departamento de Cultura; Fernando Cirilo, ex-director y actual veterinario del zoológico, Ana Olivera, intendenta de Montevideo y Carlos Pascual, arquitecto a cargo de las reformas del zoológico.
A toda costa quieren imponer la domesticación, con aislamiento y monotonía intentan domesticar las vidas más salvajes. A toda costa quieren imponer la domesticación, nos quieren callados por un par de reformas.
Desde acá el mensaje es claro, sigue siendo el mismo y va a seguir siendo el mismo: la lucha no es por las condiciones, es por la libertad. El zoológico cierra o cierra.
Las reformas son parte de la iniciativa de varios países a nivel mundial para una reestructuración de los zoológicos, esto se traduce como el traslado de algunos animales pero seguir manteniendo los autóctonos e inclusive la llegada de otras especies, además de modificar la estructura de las jaulas y un repoblamiento forestal.
Ante el anuncio de las reformas y el momentáneo cierre del zoológico aparecieron sus defensores. No hay dos lados, ambas partes responden a los mismos intereses, ambas partes tienen las mismas intenciones. Tanto el sindicato Adeom como la Intendencia de Montevideo quieren mantener en pie el negocio de la vida. Sus discusiones pasan por cifras, por presupuestos, por tiempos; no hablan de la vida porque para ellos no la hay, para ellos hay un recurso mediante el cual obtienen algún beneficio, para unos puede ser un cargo con el cual se llenan los bolsillos de dinero, para otros algún puesto con el que se acomodan un poco y para otros el estatus de una ciudad con zoológico. No hay diferencias entre ellos, los que entienden la vida como mercancía y espectáculo se encuentran parados del mismo lado.
Pero hay otro lado y es en el que estamos parados nosotros, los que no nos entendemos a nosotros mismos como el centro y medida de todo en el mundo, ni tampoco a todo lo demás como un simple recurso, los que no nos separamos de la naturaleza y nos entendemos como parte de ella y a ella como parte de nosotros, los que estamos dispuestos a defenderla/defendernos como sea.
La vida no se negocia, la libertad tampoco. No hay punto en que el encierro se vuelva aceptable ni existen condiciones en las que la esclavitud se vuelva tolerable. Los responsables del zoológico Villa Dolores intentan desviar el problema de la forma que sea, como si vayan a solucionar algo agregando algunos árboles y agrandando un poco las jaulas, en todo caso solucionan su negocio. Los responsables del zoológico Villa Dolores tienen nombres y apellidos, ellos son: Eduardo Tavares, director del zoológico; María del Carmen Leizagoyen, directora técnica del zoológico de Montevideo; Andrés Montero, director administrativo del zoológico de Montevideo; Eduardo Rabelino, director de la División de Artes y Ciencias de la Intendencia; Héctor Guido, director general del departamento de Cultura; Fernando Cirilo, ex-director y actual veterinario del zoológico, Ana Olivera, intendenta de Montevideo y Carlos Pascual, arquitecto a cargo de las reformas del zoológico.
A toda costa quieren imponer la domesticación, con aislamiento y monotonía intentan domesticar las vidas más salvajes. A toda costa quieren imponer la domesticación, nos quieren callados por un par de reformas.
Desde acá el mensaje es claro, sigue siendo el mismo y va a seguir siendo el mismo: la lucha no es por las condiciones, es por la libertad. El zoológico cierra o cierra.
Coordinación por el cierre del zoológico Villa Dolores
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