DESALOJOS, GENTRIFICACION Y ESPECUALCION INMOBILIARIA
Desalojar gente para hacer negocios
Ya desde el 2006 se hablaba de 34 desalojos por dia en Capital Federal, en el 2007 esta cifra se duplico: 75 familias desalojadas por día, según algunas fuentes. En estos días, ya
casi no queda gente por desalojar. A través del negocio inmobiliario, (entiéndase por negocio inmobiliario, toda especulación financiera basada en la vivienda, desde particulares, agencias, empresas, constructoras, inversores, etc.) el capitalismo logro, en cierta medida, transformar en un valor especulativo del mercado, algo que se suponía, era un derecho constitucional: el acceso a la vivienda. Otra mentira del Estado.
Desalojar gente para hacer negocios. Esta es la constante que se mantiene desde hace años. Sin exagerar, podemos empezar a mirar desde 1879, con la conquista del desierto, donde el gobierno de argentina, bajo una operación militar liderada por Roca organizó la represión sistemática y el genocidio de miles de indígenas, garantizando así el control sobre territorios aptos para la futura producción agrícola. Esta será la esencia de la política económica dentro de la naciente actividad agroexportadora de aquellos años.
En la época actual la especulación del valor del suelo se traduce en diversas políticas empresariales, procesos judiciales, penales, represión, etc. En este contexto, en el interior del país, se están creando varios movimientos de resistencia, protagonizados por grupos de habitantes de diferentes regiones frente al avance del negocio de la minería a cielo abierto, altamente contaminante, como en Salta, La Rioja y Catamarca. En la ciudad, con los intereses que existen en torno al valor del suelo, lo que podemos observar es un plan de expulsión de pobres hacia las periferias similar al que se vive en Londres (tras las políticas de recorte publico del gobierno sobre, entre otras cosas, pensiones y subsidios habitacionales, para la reducción de la deuda y de paso llevando a cabo una
limpieza social al estilo Kosovo, según el propio alcalde). En Buenos Aires, los desalojos, no vienen dados precisamente por una situación de déficit o de emergencia económica como en Londres. Aquí es el interés financiero lo que manda, aunque es evidente que el gobierno de la ciudad acompaña de manera preventiva esta limpieza con diversos proyectos que tienden al mejoramiento del nivel de seguridad, infraestructura y administración de la Capital Federal, como la policía metropolitana (paradójicamente parecida a la policía inglesa), cámaras de vigilancia, y una exagerada inversión en obras públicas (plazas enrejadas, bicisendas y demás), todo como parte realizadora de una ciudad puesta en valor desde el interés económico, y no cubriendo las necesidades reales de la comunidad como pretenden hacernos creer.
Es así como en los últimos años crecieron la especulación económica en torno a la vivienda y los negocios de la construcción. Casas tomadas, hoteles familiares, conventillos y toda vivienda precaria de ahora en mas deberán ser despejadas para la inversión. Y de esta forma es cuando se hace presente el proceso de gentrificación, proceso mediante el cual los típicos barrios viejos e históricos comienzan a revalorizarse y recae sobre ellos las miradas de los diferentes inversionistas. Estos barrios que conservan aun el paisaje de varias décadas pasadas serán transformados y/o reciclados para una mejor retribución capitalista del suelo. Es la revancha de los burgueses por recuperar la ciudad de la que alguna vez fueron alejándose por el impacto de las migraciones de principio de siglo.
Entonces, hoy, esos viejos edificios que hasta hace poco eran ocupados por gente pobre, serán reconstruidos para inaugurar
hostels para recibir
turistas, los antiguos bares que solían frecuentar los vecinos serán reemplazados por exclusivos
cofees para la clase alta, las galerías en desuso se verán sustituidas por finas tiendas de diseño, los diferentes circuitos culturales mutaran a espacios de arte para la elite, etc. Y así progresivamente se va perdiendo la identidad de un barrio; o mejor dicho aburguesando un lugar que siempre fue habitado por proletarios, como por ejemplo los barrios de la Boca y Barracas, que han albergado a miles de trabajadores de la zona portuaria y que fueron escenario de las grandes luchas obreras de principios de siglo. Está claro que el proceso demográfico que determina al movimiento de las poblaciones esta directamente ligado al mercado mundial y esto explica el porqué tantos inmigrantes vinieron a vivir y trabajar a estas zonas, que en este caso eran parte de la ascendente expansión de la frontera agrícola a través del puerto marítimo, por lo tanto existía una gran demanda de mano de obra. Es necesario aclarar esto ya que, la ciudad como modelo de vida, nos ha sido, de alguna forma impuesta, y muy en el fondo nuestro quisiésemos vivir en otro lugar muy diferente. Pero el problema es que no nos estamos yendo; nos están echando.
Esta renovación urbana, como parte de un proceso global, se vale de leyes que se van mejorando con el fin de concretar mas rápidamente los juicios de desalojos como la reforma de la ley 25.488 del código procesal civil y comercial, que permite al juez dictaminar si un juicio de desalojo será ordinario o sumarísimo, lo cual según la ley es de carácter inapelable, y permite en el segundo caso, acelerar los trámites legales a favor de los propietarios. También se vetó la ley de emergencia habitacional que frenaba los desalojos en edificios públicos. De esto se desprende otro aspecto importante a destacar que es el caso de los edificios ocupados en supuesto peligro de derrumbe. Desde el incendio que se produjo en 2009 en el antiguo banco ocupado de La Boca, en donde vivían unas siete familias y murieron seis chicos, se empezó a hablar de lo peligroso que son ciertos inmuebles en condiciones muy deterioradas. Esta situación también permite al gobierno actuar de manera inmediata y proceder rápidamente al desalojo.
En 2008 se realizaron 350 desalojos de este tipo que afectaron a cerca de 1700 familias. El edificio donde funciona la biblioteca Los Libros de la Esquina, también fue víctima de esta estrategia, montando un circo mediático con bomberos, policías federal y metropolitana y periodistas, a raíz de una supuesta denuncia por el derrumbe de uno de los balcones, y según algunos medios hasta con un muerto en el medio… Finalmente se tuvieron que ir, ya que no había balcones caídos, muertos, ni mucho menos. Unos meses después nos llegó la demanda de desalojo.
Por último, cabe decir que en este proceso de elitizacion de la ciudad, también merece ser señalado (además de las empresas inmobiliarias y constructoras y los grandes inversores) el gobierno nacional. Esto vale la pena remarcarlo ya que en algún momento se creó bajo la bandera del
antimacrismo, un espectro político que ha sabido seguirle el juego al kirchnerismo, recuperando así los diferentes reclamos sociales que denunciaban ciertas arbitrariedades en la gestión del PRO, entre ellas las mencionadas políticas habitacionales y sus mecanismos de represión. Para nosotros es la antigua diferencia entre el palo y la zanahoria. No nos parece casualidad que mientras unos se encarguen de desalojar gente, demoler o reconstruir viejos edificios y como dijimos antes perfeccionar el control policial urbano, los otros se encarguen de ofrecer créditos de vivienda para los pobres y colocar a la prefectura y a la gendarmería en el límite sur de la capital federal, como medida para ejercer un mayor control para frenar el
delito proveniente del conurbano. Es el éxodo forzado de los pobres hacia las periferias con un no retorno garantizado. Creemos que no nos equivocamos. Porque no hay que olvidar que mientras el oficialismo y todos sus lacayos K criticaban la acción de la UCEP (Unidad de Control de Espacios Públicos, grupo parapolicial creado por el PRO, especializada sobre todo en desalojos) se estaba gestando una operación militar llamada Cinturón Sur que sigue vigente hasta el día de hoy. En este caso el germen policial es una constante en toda política más allá del disfraz que se le quiera poner.
LLEGADO EL PUNTO G
El fenómeno de la gentrificacion
La palabra gentrificación procede del inglés “gentry” (burgués) y significa, literalmente, aburguesamiento. Este concepto viene a definir el proceso mediante el cual un barrio de clase obrera, que ha sufrido una situación previa de abandono y degradación del caserío, vive un proceso de revalorización que implica la expulsión de sus habitantes tradicionales y su sustitución por habitantes de clase media-alta.
El proceso implica la sustitución de la población, de la tipología de viviendas y de las actividades comerciales y productivas, la sustitución, por ejemplo, de talleres y tascas por bares y tiendas de diseño.
El móvil de este fenómeno es la ganancia especulativa obtenida a través del cambio sufrido en el valor del suelo entre la fase de abandono de la zona y su posterior revalorización.
El abandono o desvalorización previa del barrio, tanto por parte del capital inmobiliario como por parte de la administración, tiende a considerarse requisito fundamental para la aparición de este proceso, aunque dicho abandono aparece en muchos barrios obreros más o menos degradados. A su vez, la revalorización del barrio puede venir dada por planes de rehabilitación de la administración pública o por el desarrollo de zonas nobles próximas a los barrios afectados que provocan cambios en el valor del suelo de su entorno.
Otros aspectos que facilitan el desarrollo del proceso son la existencia de una población envejecida o el predominio del alquiler sobre la propiedad (lo que facilita los desalojos masivos). Así mismo, es un proceso que se desarrolla a lo largo de muchos años, habitualmente comprende varias décadas.
Gentrificación y clase social
El proceso se produce en un contexto de reestructuración económico y espacial, como el que puede sufrir actualmente cualquier ciudad media-grande del Estado que tienda al crecimiento. Esta reestructuración espacial, por supuesto, se produce en base a los intereses del mercado inmobiliario y de las clases media-altas.
La gentrificación es un fenómeno que implica necesariamente el concepto de clase social. Se trata de un conflicto en el plano del urbanismo y de la ocupación de la ciudad de una clase frente a otra. Implica directamente la existencia de una segregación en función de los grupos sociales dentro de la ciudad, y supone una agresión contra las clases menos favorecidas y a favor de las más pudientes.
El gentrificador, el nuevo vecino, puede responder a un patrón de profesional, alto funcionario o empresario de clase alta, pero también a clases medias con ingresos moderados, parte de los profesionales liberales, funcionarios, cuellos blancos con cargos de mediana importancias, técnicos, etc. El requisito fundamental de gentrificador, es que pueda pagar mucho más por una vivienda que los anteriores inquilinos.
Por otro lado, a menudo se justifican determinadas intervenciones públicas dirigidas a mejorar las condiciones de vida en barrios degradados, y que tienen como consecuencia última la gentrificación del sector. La mejora e inversión masiva en un barrio degradado urbanisticamente y de baja escala social, no se traduce en la mejora de las condiciones de vida de sus pobladores, sino la sustitución de estos por otros de nivel social acorde con la nueva valorización de la zona, que son los que pueden pagar finalmente la inversión necesaria para la rehabilitación.
Si existen grupos sociales con poderes adquisitivos diferenciados y un mercado libre de suelo con distintas valorizaciones, las clases sociales más bajas tenderán necesariamente a ocupar los suelos menos valorados.
La cultura como negocio
También existe, en la mayoría de los casos, un factor importante que es valor (en este caso monetario) que adquiere un barrio cuando posee una cierta dosis de historia cultural y social en sus calles. El tinte artístico y bohemio de algunos barrios es una agente esencial en los procesos de gentrificacion. Este es observado como un valor agregado que atrae a las clases altas hacia ese mundo de la cultura urbana, y por lo tanto hace el negocio más rentable aun. El patrimonio cultural que conservan algunos barrios, en sus arquitecturas, sus paisajes, sus negocios retraen a otro momento histórico y esto obviamente es altamente redituable también. O sea, hay burgueses que prefieren vivir en un country, otros en la típica ciudad supermoderna, y otros en el arrabal, previamente renovado y librado de vecinos pobres. Este capital cultural además de estar ligado a la cuestión arquitectónica, encuentra otro arraigo importante en el arte. Los artistas, ya sea personas e instituciones, durante años han intentado “adornar” y transformar la fealdad de un barrio supuestamente degradado (y seguramente lo han logrado) o quedado en el tiempo y esto despierta la admiración también de las clases altas, sobre todo en tiempos donde el arte pertenece exclusivamente a estas clases y no a los pobres. Desde ya, este aspecto no es el detonante del proceso gentrificador, pero si juega un rol importante. Tenemos como ejemplo claro quizá, el caso de los lofts, que originalmente fueron fábricas abandonadas ocupadas por jóvenes estudiantes que las acondicionaron artísticamente a tono con la sociedad bohemia y las convirtieron en casas en los años 50 en Nueva York y que de a poco fueron rehabilitándose hasta convertirse en la actualidad en un exclusivo modelo de vivienda de lujo de un altísimo valor.
PORQUE CREAR ESPACIOS SOCIALES
Los espacios sociales, cuando no están acaparados por los partidos políticos o por la iglesia, nos revelan que nada tenemos que pedirles o agradecerles, y que otra forma de encarar la vida es posible y necesaria.
Con nuestros medios, sin depender del Estado y sus instituciones, lejos de idealizarlos pretendemos valernos de estos espacios como una herramienta de construcción autónoma para el desarrollo individual y colectivo, asumiéndolos, no como espacios alternativos al orden capitalista sino en confrontación con él.
Partimos de la necesidad de generar relaciones mas allá de la lógica del dinero, aunque limitados por una realidad que nos supera, buscamos crear esa instancia, para reconocernos en la práctica con aquellos con los mismos deseos, aspiraciones e inquietudes.
SOBRE EL DESALOJO A LA GRIETA
Compañerxs y amigxs:
El pasado 26 de abril, aquí en la biblioteca Los Libros de la Esquina, hemos recibido una carta, en donde tratándonos de intrusos, se nos exigía abandonar este espacio en donde hace ya mas de 9 años venimos construyendo, día a día y a puro pulmón esta biblioteca popular y comunitaria, además de servir de vivienda para varixs compañerxs que también hacen de esta casa un lugar de encuentro en donde las relaciones, la crianza de lxs niñxs y el compartir, nutren el cotidiano de experiencias que nos afirman en la búsqueda del mundo que queremos para nosotrxs y nuestrxs hijxs. Dicha carta es una demanda de desalojo emitida por el juzgado, a pedido de una supuesta dueña del edificio.
Triste es admitir, que no nos sorprende tal injusticia, ya que en estos 9 años de vida como colectivo en este barrio, fuimos y somos testigos de cómo cada vez mas atrozmente las políticas neoliberales hacen de nuestro hábitat un vil negocio, que escondiéndose bajo la bandera del progreso ofertando mejoras para el tránsito y los “espacios públicos”, se regalan a las demandas de los negociantes lideres en especulación inmobiliaria, que poco les importa en realidad la gente que verdaderamente constituye la identidad de un barrio.. ( Esa que se vende a los turistas del mundo)... y es así como no les tiembla el pulso para despojarnos de nuestras viviendas y espacios sociales, subiendo alquileres e impuestos a precios exorbitantes y así como también osan de llamarnos intrusos aunque hayamos puesto lo que no teníamos para convertir este lugar, hasta ese entonces nido de ratas y basurero gracias al abandono de sus titulares, que evidentemente nada les modifica tener un inmueble mas o un inmueble menos durante añares, en un espacio que sin cerrar nunca sus puertas, intenta demostrar con el vivir de todos los días que no solo es posible cambiar nuestra realidad desde nuestro pequeño lugar sino que es además nuestra responsabilidad, así como defender y procurar que nuestras necesidades no se vean amenazadas o desplazadas por las maniobras inhumanas del poder.
Apelamos a la solidaridad y el compromiso de todxs aquellxs que crean que no hay derecho a la propiedad más importante que nosotrxs mismxs y el ecosistema, y que por lo tanto somos nosotrxs lxs que debemos establecer cuáles son y cómo llevar a cabo las prioridades de nuestra comunidad, e invitamos a seguir compartiendo e intercambiando nuestras visiones del mundo para seguir transformando entre todxs esta realidad tan violenta y excluyente.
Pensamos resistir esta situación con todos los medios a nuestro alcance.
¡Abajo la propiedad privada, no al desalojo!
GALLINAS
(Rafael Barret)
Mientras no poseí más que mi catre y mis libros, fui feliz. Ahora poseo nueve gallinas y un gallo, y mi alma está perturbada.
La propiedad me ha hecho cruel. Siempre que compraba una gallina la ataba dos días a un árbol, para imponerle mi domicilio, destruyendo en su memoria frágil el amor a su antigua residencia. Remendé el cerco de mi patio, con el fin de evitar la evasión de mis aves, y la invasión de zorros de cuatro y dos pies. Me aislé, fortifiqué la frontera, tracé una línea diabólica entre mi prójimo y yo. Dividí la humanidad en dos categorías; yo, dueño de mis gallinas, y los demás que podían quitármelas. Definí el delito. El mundo se llena para mí de presuntos ladrones, y por primera vez lancé del otro lado del cerco una mirada hostil.
Mi gallo era demasiado joven. El gallo del vecino saltó el cerco y se puso a hacer la corte a mis gallinas y a amargar la existencia de mi gallo. Despedí a pedradas el intruso, pero saltaban el cerco y aovaron en casa del vecino. Reclamé los huevos y mi vecino me aborreció. Desde entonces vi su cara sobre el cerco, su mirada inquisidora y hostil, idéntica a la mía. Sus pollos pasaban el cerco, y devoraban el maíz mojado que consagraba a los míos. Los pollos ajenos me parecieron criminales. Los perseguí, y cegado por la rabia maté uno. El vecino atribuyó una importancia enorme al atentado. No quiso aceptar una indemnización pecuniaria. Retiró gravemente el cadáver de su pollo, y en lugar de comérselo, se lo mostró a sus amigos, con lo cual empezó a circular por el pueblo la leyenda de mi brutalidad imperialista. Tuve que reforzar el cerco, aumentar la vigilancia, elevar, en una palabra, mi presupuesto de guerra. El vecino dispone de un perro decidido a todo; yo pienso adquirir un revólver.
¿Dónde está mi vieja tranquilidad? Estoy envenenado por la desconfianza y por el odio. El espíritu del mal se ha apoderado de mí. Antes era un hombre. Ahora soy un propietario…
A PROPÓSITO DE LO OCURRIDO EL 16 DE NOVIEMBRE
LO QUE SE CAE ES EL SISTEMA Finalmente fue poco lo que cayó. Nos sorprendimos por el despliegue escénico en nuestra esquina. El foco de las cámaras apuntó a la biblioteca –que es tuya, mía, nuestra- pero no de aquellos/as temerosos/as a vivir libres y en comunión con sus pares- y los amigos y amigas no tardaron en llegar. Tampoco tardaron los chismes, de hecho, todo empezó así.
BARRACAS: SE CAYÓ EL BALCÓN DE UN EDIFICIOAsí titularon los medios de prensa una noticia que no llegó a serlo. Los periodistas se lamentaban de no encontrar ninguna declaración que hablase de muerte o inseguridad y maldecían perder la tarde del miércoles en tales circunstancias. Sólo una cámara de televisión se quedó a filmar el procedimiento de rutina dictado por el arquitecto Gustavo Motta que consistió en un “cateo preventivo de la fachada para asegurarse de que no hubiera riesgo alguno de desprendimientos sobre la vereda”, precisando que “las rajaduras que se observan desde el exterior no afectan a la estructura del edificio” y que tras inspeccionar el edificio señaló que “los ocupantes han realizado tareas de mantenimiento que mantienen sólida la edificación”, dejando en clara una realidad:
si ésta fuese una casa abandonada, ya se hubiese caído.Así, los muchachos de la Guardia de Auxilio de la Ciudad hicieron horas extras revisando qué piezas ornamentales de la fachada estaban sueltas y corrían riesgo de desprenderse y cuales no, algo que tal vez podría haber esperado a la mañana siguiente, después de todo la luz del día es mejor compañera para esas tareas y si pensamos, durante 107 años que tiene la casa no ha ocurrido tal accidente, pese a tales reflexiones, en éste mundo espectacular hay un dicho que se ha vuelto ley: el show debe continuar.
LOS LIBROS NO MUERDEN
…y los/as bibliotecarios/as tampoco, las puertas de la Biblioteca están abiertas para encontrar y compartir un buen libro, diferentes saberes y aprendizajes. Si tienes dudas, acércate, sin miedo. Y para ser claros y evitar malos entendidos:
-
No hubo ningún tipo de desprendimiento desde la fachada del edificio que acoge a la Biblioteca Los Libros de la Esquina, solo hubo una denuncia anónima surgida de la preocupación del estado de la fachada.
- Como consecuencia de ésta, e
l día miércoles 16 se realizó un operativo bastante vistoso y espectacular a cargo de la Guardia de Auxilio de la Ciudad, ente encargado de realizar la fiscalización de tales denuncias. El arquitecto a cargo del procedimiento, tras verificar que no había ocurrido ningún desprendimiento, procedió a revisar el interior del edificio y su estructura,
declarando que quienes lo hemos recuperado nos hemos hecho cargo del mantenimiento de la estructura del edificio, sin que las grietas que se observan desde el exterior signifiquen algún tipo de riesgo pues el proceso de desplazamiento de la estructura se encuentra detenido.- Entendemos que la denuncia -y posterior show- se dio dentro del contexto de “alarma” por el derrumbe de un edificio hace un par de semanas en el barrio de Congreso. Vale la pena recordar que
ese accidente no tuvo que ver con el descuido de una fachada o el paso del tiempo sobre un edificio, sino que fue producto del egoísmo del mercado inmobiliario y quienes usufructúan de él, buscando rentabilizar lo más posible cada centímetro de tierra a expensas de nuestras vidas.- En ese mismo sentido, los urbanistas y empresarios inmobiliarios proyectan la ciudad pensando en que Barracas y La Boca sean el “nuevo Palermo” y hacen proyectos como el “Grand Atrium Lobby” (que ocupará el lugar de la ex Fábrica de Alpargatas). No nos interesa hacer del barrio un museo de lo antiguo, pero
sabemos que los cambios de las apariencias no deben ser el fundamento de nuestras vidas, los últimos 2 años hemos visto como una cara de nuestro barrio ha cambiado y pareciera que las veredas anchas nos separan en vez de acercarnos, y proyectos como estos solo generan marginación para muchos y efímeras ganancias para unos pocos; esa es la raíz de la burbuja inmobiliaria que envuelve a la actual crisis económica mundial.
- Finalmente, sabemos que el esfuerzo de mantener nuestro espacio en buenas condiciones no impide que alguna moldura se afloje de su lugar. Avenida Patricios cuando se construyeron las viviendas que aún sobreviven de principios del siglo XX – como la nuestra- no sufría el tránsito pesado que hoy hace vibrar el suelo cada vez que pasa un colectivo.
Sabemos que algo más podemos hacer, las manos y los recursos materiales siempre escasean, pero confiamos en nuestro esfuerzo y en la acción solidaria y autónoma, libres de la manipulación de algún partido político o los intereses del Estado. Quien se quiera sumar a ésta propuesta, siempre será bienvenid@.