El pasado Viernes concentramos a las 18 hs. en la plaza Independendencia para marchar a las 19 hs. hasta la Intendencia, a señalar al organismo responsable del zoológico Villa Dolores.
Al grito de “¡las reformas no nos pararán, al Villa Dolores lo vamos a cerrar!”, “¡no, no no más jaulas!” y “¡liberar, liberar, a los animales ya” llegamos a las puertas de la Intendencia donde la policía formó un cordón en la entrada pero tuvieron que retroceder ante el avance de los manifestantes. Antes de que la marcha se retirara fue colocada una pancarta en el balcón del lugar que decía “la lucha es en las calles, no en las urnas, abajo el zoológico”.
Insistimos, es necesario continuar con todo tipo de manifestaciones, protestas y acciones en general, sólo mediante la lucha lograremos cerrar el zoológico.
Insistimos, es necesario continuar con todo tipo de manifestaciones, protestas y acciones en general, sólo mediante la lucha lograremos cerrar el zoológico.
Reflexionar sobre lo caminado es inevitable y a la vez necesario, necesario para dar un paso adelante, necesario para golpear cada vez más y cada vez más fuerte. No son momentos para quedarnos quietos, no son momentos para quedarnos callados, no son momentos para descansar y sobre todo, no son momentos para bajar la guardia.
Hace tiempo que venimos golpeando su mundo de encierro y en estos momentos, que intentan defenderse con las reformas es cuando se hace urgente no dejar de golpear.
Con las reformas intentan esquivar los golpes pero nuestros golpes no están dirigidos al modelo de zoológico, nuestros golpes están direccionados a la raíz del problema: el encierro y la mercantilización de la vida.
La reestructuración del negocio de la vida está en marcha, derrumban muros, caen rejas y se destruyen cimientos, pero solamente para levantar tejidos, para construir murallas de vidrio y celdas más grandes. Mientras la vida es transformada en objeto, en mercancía y en espectáculo y deambula de un rincón a otro intentando huir frustradamente de la monotonía y la miseria, algunos no descansan y piensan cómo mantener su negocio en pie, ellos tienen nombres y apellidos y ya son conocidos por todos: Eduardo Tavares, director del zoológico; María del Carmen Leizagoyen, directora técnica del zoológico de Montevideo; Andrés Montero, director administrativo del zoológico de Montevideo; Eduardo Rabelino, director de la División de Artes y Ciencias de la Intendencia; Héctor Guido, director general del departamento de Cultura, Ana Olivera, intendenta de Montevideo y Carlos Pascual, arquitecto a cargo de las reformas del zoológico. Todos ellos tienen cargos que los hacen tan responsables como el que gira la llave en los candados de las jaulas. Varios de ellos temen quedarse sin el cargo con el que llevan una vida de lujos, por eso salen desesperadamente a defender el aislamiento y la domesticación.
Pero la domesticación no se queda adentro de las jaulas, afuera también nos quieren domesticados, no sólo nos quieren aceptando sus reformas sino que ahora también quieren representarnos. Mientras se desarrolla la pelea para cerrar el zoológico Villa Dolores otros se pelean por poder y en su camino para ganar el gobierno municipal todo les sirve, inclusive conseguir votos con el cuento de que van a cerrar el zoológico, pero la lucha no tiene representantes y la libertad no nace de las urnas, la lucha se expresa en nuestras acciones y la libertad hay que arrancársela de las manos a los que la quitan.
En esta pelea se juega mucho más que el cierre del zoológico, en esta pelea se enfrentan dos modos de vida. Aquel que no ve en lo vivo más que una herramienta con la cual obtener ganancias económicas y que avanza destruyendo todo a su paso y el modo de vida que intentamos potenciar, aquel donde las relaciones se basan en el respeto y la solidaridad y donde la naturaleza es considerada una parte de nosotros y a nosotros una parte de ella, aquel donde somos nosotros mismos los que decidimos sobre nuestras vidas y elegimos lo que queremos y lo que no queremos en el lugar donde vivimos, siendo responsables al tomar en cuenta a los demás.
Para dar un paso adelante es necesario estar convencidos y decididos, convencidos de que podemos dar el golpe que cierre el zoológico y decididos a dar todo para lograrlo. Aunque no hay ninguna receta para golpear de algo estamos seguros, no podemos dejar de hacerlo, solamente en el continuo golpear vamos a terminar dando el golpe final que termine esta pelea.
Hace tiempo que venimos golpeando su mundo de encierro y en estos momentos, que intentan defenderse con las reformas es cuando se hace urgente no dejar de golpear.
Con las reformas intentan esquivar los golpes pero nuestros golpes no están dirigidos al modelo de zoológico, nuestros golpes están direccionados a la raíz del problema: el encierro y la mercantilización de la vida.
La reestructuración del negocio de la vida está en marcha, derrumban muros, caen rejas y se destruyen cimientos, pero solamente para levantar tejidos, para construir murallas de vidrio y celdas más grandes. Mientras la vida es transformada en objeto, en mercancía y en espectáculo y deambula de un rincón a otro intentando huir frustradamente de la monotonía y la miseria, algunos no descansan y piensan cómo mantener su negocio en pie, ellos tienen nombres y apellidos y ya son conocidos por todos: Eduardo Tavares, director del zoológico; María del Carmen Leizagoyen, directora técnica del zoológico de Montevideo; Andrés Montero, director administrativo del zoológico de Montevideo; Eduardo Rabelino, director de la División de Artes y Ciencias de la Intendencia; Héctor Guido, director general del departamento de Cultura, Ana Olivera, intendenta de Montevideo y Carlos Pascual, arquitecto a cargo de las reformas del zoológico. Todos ellos tienen cargos que los hacen tan responsables como el que gira la llave en los candados de las jaulas. Varios de ellos temen quedarse sin el cargo con el que llevan una vida de lujos, por eso salen desesperadamente a defender el aislamiento y la domesticación.
Pero la domesticación no se queda adentro de las jaulas, afuera también nos quieren domesticados, no sólo nos quieren aceptando sus reformas sino que ahora también quieren representarnos. Mientras se desarrolla la pelea para cerrar el zoológico Villa Dolores otros se pelean por poder y en su camino para ganar el gobierno municipal todo les sirve, inclusive conseguir votos con el cuento de que van a cerrar el zoológico, pero la lucha no tiene representantes y la libertad no nace de las urnas, la lucha se expresa en nuestras acciones y la libertad hay que arrancársela de las manos a los que la quitan.
En esta pelea se juega mucho más que el cierre del zoológico, en esta pelea se enfrentan dos modos de vida. Aquel que no ve en lo vivo más que una herramienta con la cual obtener ganancias económicas y que avanza destruyendo todo a su paso y el modo de vida que intentamos potenciar, aquel donde las relaciones se basan en el respeto y la solidaridad y donde la naturaleza es considerada una parte de nosotros y a nosotros una parte de ella, aquel donde somos nosotros mismos los que decidimos sobre nuestras vidas y elegimos lo que queremos y lo que no queremos en el lugar donde vivimos, siendo responsables al tomar en cuenta a los demás.
Para dar un paso adelante es necesario estar convencidos y decididos, convencidos de que podemos dar el golpe que cierre el zoológico y decididos a dar todo para lograrlo. Aunque no hay ninguna receta para golpear de algo estamos seguros, no podemos dejar de hacerlo, solamente en el continuo golpear vamos a terminar dando el golpe final que termine esta pelea.
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