sábado, 15 de marzo de 2014

La Libertad según las y los Zapatistas

Escuelita de Autonomía

Las Comunidades Zapatistas recibieron a más de 4000 mil personas de México y otros paises del mundo entre diciembre 2013 y enero 2014 para el 1er grado de la llamada "Escuelita Zapatista".





Fotografías por Superchango
Licencia: Creative Commons 

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El texto que reproducimos a continuación es de la compa Andrea C. que también participó en la ronda de enero y escribió exclusivamente para rebelArte. 
Nuestro agradecimiento para ella.


“Entonces ha de ser que los zapatistas están locos. Celebran como les da la gana los 20 años de su gesta cuando (si uno cree las versiones en uso) deberían estarse lamentando. En cambio, se muestran numerosos, renovados y contentos, reciben a miles de visitantes en sus comunidades; les exponen sus vidas y sus obras cotidianas, como maestros y anfitriones.”
Estas son palabras del sup comandante Marcos refiriéndose a lo que fue el primer módulo de la escuelita “La libertad según los zapatistas”.
A mí no se me hace fácil ver la libertad en el sistema que convivimos diariamente, así en las ciudades, cotidianamente, en forma completa. A veces la vemos por momentos o nos la creemos que la vivimos para sobrellevar la vida. La rutina. Pero qué gran privilegio fue poder conocerla desde la cotidianeidad de los zapatistas. Convivir y aprender de los detalles chiquitos, de esos que te marcan porque son momentos nada más. Que difícil también lo es describirlos en pocas palabras y fotografías.
“Perdón por no hablar la castilla”, decían y repetían nuestrxs maestrxs, nuestrxs guardianes. La humildad de sus palabras contrasta cuando pensamos que es el sistema educativo estatal y la persistente colonización que hemos tenido, la responsable de no conocer las lenguas originarias de nuestra latinoamérica. Perdón debemos pedir nosotras/os por desconocer el tzotzil, el tzeltal y tantos otros idiomas originarios, y que resisten la invasión de formas externas de dominación, incluyendo la castilla o el castellano como lo conocemos. Estas es sólo una de las muestras de aprendizaje porque hubieron muchas en la convivencia con nuestras hermanas y hermanos zapatistas.
Haciendo pan en la cocina comunitaria, entre amase y conversaciones en castilla algunas, y en tzeltal otras, las mujeres y los niños de la comunidad nos compartían sonrisas, recetas y anécdotas entre harina y azúcar. ¿Ustedes como hacen el pan allá donde viven? Nos preguntaban.. La cocina era un galpón de madera fuerte, piso de tierra donde en el centro parecía haber rastros de una (o varias) fogatas cocineras. En un rincón una pila de maíz haciendo bulto, mucho maíz. Una mesa grande nos permitía amasar fuerte. La receta la dirigía América, una abuela seria y muy cariñosa, todas obedecíamos aunque la maestra panadera dudaba cuanto de harina, huevos y azúcar llevaría la receta. La cosa es que salieron y muy ricos a mi gusto y al de todos los comensales, porque luego llegaron los hombres de machetear camino y se sumaron a la merienda. El humor siempre estaba presente, sus sonrisas parecían brotar de los rostros de nuestras anfitrionas.
Al rato cuando el horno de barro aún irradiaba calorcito, varios nos apoyábamos a él para apaciguar el frío, para hacer como que la niebla no molestaba y conversar de la historia del pueblo.
Edgar uno de los guardianes del pueblo nos contaba: “En nuestro pueblo habían cuatro haciendas, yo era chicuelo y no me acuerdo de la toma, pero mis padres me cuentan que los hacendados se resistieron con armas hasta que no pudieron contra la organización de los zapatistas y nos devolvieron nuestras tierras. Primero nos comimos todo el ganado marcado y ya luego dejamos crecer el que venía naciendo y así nos fuimos haciendo de cabezas propias.” La Peñita ahora es un pueblo de unas 16 familias y las tierras fueron tomadas por el EZLN en abril de 1994, ahora se trabaja en tierras individuales y colectivas, cada familia tiene cuatro hectáreas para la producción a escala familiar de caña de azúcar, maíz, frijol, calabacita, plátano, cría de algunas gallinas y en las tierras comunales (unas 300 hectáreas) tienen el café, más maíz, ganado y el bosque para la leña y las plantas medicinales.
La iglesia, la escuela, la tiendita con escasos víveres, la producción de alimentos, el transporte, la información, la clínica, la organización política, todo parece estar administrado y conducido por ellas y ellos, nada dependen de su nombrado mal gobierno federal.
En las sierras, en la selva, en los valles chiapanecos diariamente se trabaja y se lucha por una libertad a su manera, a la manera más fiel a sus orígenes. El llamado de los zapatistas es claro: Así vivimos nosotros nuestra libertad, y si todos nos unimos podemos hacer un cambio mas grande.. Las preguntas para mí son inevitables: ¿Que pasa con nosotras/os? ¿Vivimos en libertad en nuestros lugares? ¿Cómo le hacemos?

Acciones para frenar los intentos de desplazamientos en comunidades zapatistas:

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