viernes, 12 de octubre de 2012

Marcha multitudinaria en defensa de la Tierra

Gran movilización hoy por el centro de Montevideo. Miles de participantes se manifestaron en defensa de la Tierra y contra la instalación de megaproyectos en el Uruguay.
La tercera marcha nacional en defensa de la tierra y los bienes naturales, compuesta por unas 2000 personas, partió a la hora 17 desde el obelisco y llegó hasta la Torre Ejecutiva, en Plaza Independencia, donde muchos entonaron la consigna de la tarde: “No se vende, la tierra se defiende”. Era un coro diverso. Había manifestantes con banderas de la Asociación Rural de San José, grupos anarquistas, representantes del Consejo de la Nación Charrúa y de la Coordinadora de Jubilados y Pensionistas. Todos, frente a Torre Ejecutiva y detrás de una valla custodiada por la Guardia Republicana. “El gobierno tiene el garrote puesto para agredir al pueblo y defender intereses de las empresas transnacionales”.

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La primera pancarta contuvo una presentación genérica: "Marcha Nacional en defensa de la tierra y los bienes naturales", y detrás aparecieron docenas, particularizando los reclamos y los parajes: "Valentines no se vende". Tampoco faltaron los cánticos del estilo: "La tierra no se vende, la tierra se defiende", ni jóvenes con sus cabezas cubiertas por máscaras antigas. 
En la proclama que se presentó desde las 20 horas hubo una multiplicidad de planteos en torno a diversos temas. 
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Desde la Coordinación Nacional de Colectivos Sociales, conformada por más de 30 grupos de todo el país, se informó la necesidad de consultar a las comunidades afectadas directamente por los proyectos de inversión que de algún modo pueden llegar a interferir con distintas actividades productivas y sociales. 
Asimismo se resaltó la oposición a los monocultivos de árboles y transgénicos a exportar solo como materias primas. 

El latifundio, la tenencia oligárquica de la tierra, y la extranjerización saqueadora de los “agronegocios” monopólicos y la megaminería multinacional a cielo abierto, estaban en el centro de la tumultuosa protesta callejera que este jueves 11 de octubre de 2012 inundó el centro de la ciudad en miles y miles, a la misma hora en que todo el mundo salía de sus empleos y recibía volantes explicativos de manos de muy jóvenes manifestantes.

El jueves 11 de octubre, invadieron 18 de Julio conjuntos sociales muy distintos amalgamados por un único aspecto común y decisivo: el gran latifundio y el neoliberalismo perjudican los intereses de los que se hicieron presente en la marcha convocada “por la tierra y en defensa de los bienes naturales”, no por una manga de “radicales” y ecologistas trasnochados, sino autoconvocada por el “sujeto social” perjudicado sin remedio por decisiones políticas tomadas en los centros mundiales del poder imperialista resuelto a re-colonizar el planeta entero en función de los intereses súper elitistas de los poquísimos “jefes” que se reúnen en espectaculares “cumbres” para hacernos saber que en esta guerra, ellos guerrearán contra todos los damnificados que no se resignen a serlo, anden a pié, a caballo o en relumbrantes cuatro x cuatro desodorizadas.
¿Quiénes ganarán?, ¿Quiénes perderán?...
Se recomienda ver un documental canadiense llamado “Tambogrande”, que describe cómo un pueblito peruano al que una megaminera –también canadiense- quiere hacer desaparecer del mapa, se subleva, a caballo, a pié, en camionetas, con uñas, dientes, explosiones anónimas, acciones directas de “Fuenteovejuna”, y mucho diálogo, y echa a la misma mierda a la multinacional minera apuntando con el arsenal más poderoso de todos los damnificados no resignados de toda la historia: la avalancha de gente, unánime, embroncada e imparable, que no oye ni atiende ni los versos de los cómplices ni la prédica aletargante de los medios que son la mina de oro de la ignorancia.
Ayer,11 de octubre de 2012, sobre 18 de Julio, cayeron los truenos que nadie dejó de oir, del “alerta naranja” tirando a rojizo, de un montón de gente que no luce ni la misma ropa ni come las mismas comidas, pero que hace un mismo ensayo de resistencia activa a la soberbia y el atropello.

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