Un lugar recientemente abandonado por una O.N.G., donde antes había niños encerrados, niños que vivían ahí sin un patio o la sanidad necesaria fue tomado por nosotros para darle vida, pero no cualquier vida. Lo que nosotros llamamos vivir dista mucho del ideal que propagan los políticos, está muy alejado del ideal de vida capitalista que ofrecen los ricos y que todos sus sostenedores se empecinan a mantener.
No esta basado en la autoridad ni propone que quien más dinero tenga más comodidades reciba.
De hecho y con franqueza, se opone, se enfrenta a ese modelo. No es una idea acabada la que tenemos, terminada, presentada por sabiondos a los desgraciados que deben por fuerza aceptarla como los planes de los Estados o los de las iglesias. Es más bien una propuesta, una propuesta a buscar. ¿Buscar qué?, nuevas formas de relacionarnos. Nuestras ideas vienen empujadas por años de experiencia también y si habrá mucho nuevo también lo habrá viejo, mucho de lo de siempre. Nos sentimos parte de los mismos que en cualquier lugar han peleado, pelean y pelearán por un mundo diferente y mejor. Somos parte de lo salvaje, de lo libre, de la hermosa rebelión diaria de cualquier sitio. Las puertas que estamos acondicionando entre todos no son para encerrarnos a pensar como se podría vivir mejor sino para abrirlas y potenciar el hacerlo efectivamente.
Una herramienta más de las luchas que existen, un apoyo a las que vendrán.
Con decisiones colectivas, consensuadas por todos se va construyendo un espacio para potenciar el libre acuerdo y alejarse lo más posible de las relaciones mediadas por el dinero. Tenemos un proyecto. Un proyecto no acabado ni estructurado, un proyecto que no puede ser reducido a programas de partidos o políticas de Estado, un proyecto tan infinito como inabarcable, el de la libertad.
El Estado está basado en la fuerza y la expresión de la obediencia debida es la ley. Ésta es un tipo de norma que tiene básicamente dos componentes específicos, pertenece a un régimen de autoridad, organización vertical y si no es obedecida prevé una sanción, un castigo.
Nosotros nos basamos en el libre acuerdo, los compañeros y las compañeras de forma libre y meditada toman las decisiones de cómo actuar, cada uno es libre de hacerlo y responsable ante sí mismo y los demás. Buscamos y potenciamos relaciones sin coerción y no permanecemos impávidos ante los abusos de nadie. La libertad exige actuar, somos de los que se meten.
Como dijimos, un lugar vacío puede ser sólo eso, un lugar sin nada o nadie, o puede ser una oportunidad, una oportunidad única.
La Solidaria.
(Fernandez Crespo 1813).
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